Opinión

A pedir de boca: Secretos de San Miguel

La gastronomía de San Miguel es arte. Los cocineros son alquimistas mezclando ingredientes con una pasión que se refleja en cada plato
viernes, 17 de marzo de 2023 · 01:50

La Ciudad de México nunca descansa, un mar de concreto que nos envuelve en su frenética cotidianidad. Necesitaba escapar, alejarme de ese caos, para encontrar algo más (¿encontrarme a mí?), algo que alimentara mi alma. Y así llegué a San Miguel de Allende, una ciudad que me sorprendió con su magia y surrealismo. Desde el primer momento en que pisé sus calles, sentí que había llegado a un lugar diferente. Casas de colores e iglesias barrocas parecían sacadas de un cuento de hadas, un mundo mágico donde todo era posible. Y en cada rincón, la cultura y la gastronomía se fusionaban para crear una experiencia única.

En los mercados, los cuales aún no termino de descubrir, encontré una riqueza culinaria impresionante. Los puestos rebosan de colores y aromas que me transportan a un mundo de fantasía. La fruta fresca, los chiles, los tamales y los tacos son los elementos de un hechizo, una poción mágica que me hace sentir vivo.

La gastronomía de San Miguel no es sólo alimento, sino una forma de arte. Los cocineros son más bien alquimistas mezclando ingredientes con una pasión que se refleja en cada plato.

En mi aventura caminando por las calles, probé el mejor chile en nogada fuera de temporada, pues aquí el tiempo es un concepto que existe a discreción. Todo en un pequeño restaurante en el Centro Histórico, donde cada bocado fue una obra de arte, una combinación de sabores y texturas que me transportó a otra dimensión. He regresado a buscar el restaurante. Aunque sin suerte, quería compartirles su nombre.

La magia de San Miguel corre más allá del buen comer. Es una ciudad llena de arte y cultura, donde el surrealismo se manifiesta en cada rincón. Los edificios históricos, las esculturas y los murales son obras de arte vivas, creadas por algún genio. La música y los bailes populares semejan un ritual que celebra la vida.

Y así, cada día en San Miguel de Allende es una aventura, una experiencia mágica que me sorprende y me maravilla. La gente es cálida y acogedora, la comida y la cultura son la forma de vida. En la búsqueda de mí mismo, me reencontré con la importancia de la conexión en torno a la mesa, la amistad y la comunión que se construyen alrededor de la comida.

San Miguel es un lugar de ensueño, donde todo es posible. Es como si la ciudad estuviera envuelta en una neblina mágica, donde los límites entre la realidad y la fantasía se desvanecen.

Me siento afortunado de haber encontrado un lugar tan especial, donde puedo perderme en mi mente y dejarme llevar por la magia de la vida.

Otras Noticias